Aquí dejamos este humilde legado: sus miradas variadas, el viento de sus carreras, la paz de una caricia, sus cortos e insistentes vuelos…

Aquí queda una imagen o unos versos para que, si pudieras, vieses en ello pétalos blancos del almendro en flor, vencejos hábiles del paisaje.

Pocas cosas más para el edificio que intentamos este instante.

SIEMPRE DICES COSAS

SIEMPRE DICES COSAS

Ese silencio dulce,
el tocar y lanzar las cosas
que ya alcanzas,
la voz única de tus ojos…
Aceptamos tus fugas de adolescente diciéndonos:
 escogerá su instante para el regreso.
Ese silencio dulce,
 como fruta madura en el árbol.

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