Aquí dejamos este humilde legado: sus miradas variadas, el viento de sus carreras, la paz de una caricia, sus cortos e insistentes vuelos…

Aquí queda una imagen o unos versos para que, si pudieras, vieses en ello pétalos blancos del almendro en flor, vencejos hábiles del paisaje.

Pocas cosas más para el edificio que intentamos este instante.

OLVIDOS




OLVIDOS

Ojos dulces donde el aire penetra:
su caudal de tristeza
me lleva a adorarlos;
magnificar su altura.
También los míos
se ponen así
cuando un suceso
oxida mi ternura
y brotan los olvidos.

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