Aquí dejamos este humilde legado: sus miradas variadas, el viento de sus carreras, la paz de una caricia, sus cortos e insistentes vuelos…

Aquí queda una imagen o unos versos para que, si pudieras, vieses en ello pétalos blancos del almendro en flor, vencejos hábiles del paisaje.

Pocas cosas más para el edificio que intentamos este instante.

MANO TEMBLORORSA

MANO TEMBLOROSA 

Miro como tiembla tu mano;
cómo la mano parpadea
cual fluorescente averiado.
Miro, igualmente,
que otra mano
acaricie y guíe,
en el rostro disperso,
confianzas de penumbra.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada