Aquí dejamos este humilde legado: sus miradas variadas, el viento de sus carreras, la paz de una caricia, sus cortos e insistentes vuelos…

Aquí queda una imagen o unos versos para que, si pudieras, vieses en ello pétalos blancos del almendro en flor, vencejos hábiles del paisaje.

Pocas cosas más para el edificio que intentamos este instante.

SUEÑO


                                                            
     SUEÑO

No podré coger
tus alas frágiles.
Sólo soplaré suavemente
y, tú, con vuelo beodo,
ilustrarás el paisaje
para que todo guarde cierto equilibrio.


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