Aquí dejamos este humilde legado: sus miradas variadas, el viento de sus carreras, la paz de una caricia, sus cortos e insistentes vuelos…

Aquí queda una imagen o unos versos para que, si pudieras, vieses en ello pétalos blancos del almendro en flor, vencejos hábiles del paisaje.

Pocas cosas más para el edificio que intentamos este instante.

ACUNAR LA MANO


ACUNAR A MANO

Toma el sueño confiado,
la paz de una fatiga.

Necesito atenderte:
ser agua y descanso.

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